qué marionanni

- marionanni el de las luces
- ¿un electricista?
- sí, ¡pero no sólo eso!
- marionanni el del taburete con la bombilla.
- ¡ah, un diseñador!
- sí, pero no sólo eso. marionanni el que da clases en la universidad.
- o Dios mío, un profesor que no ha desenroscado una bombilla en su vida.
- no, te he dicho que también es electricista
- ¿y entonces como ha llegado a la universidad?, ¿qué pasa? ¿Que ahora la universidad sube a sus cátedras a los electricistas?
- no, es una larga historia
- ¿cómo de larga?
- muy larga, 50 años, e inicia en via bizzuno
- ah, Viabizzuno, la fábrica que inventa y produce la luz.
- esa.
- adelante, oigamos, cuenta ... pero no los 50 años enteros.
- marionanni, nace en bizzuno en via bizzuno, en el número 17 entre la casa del pueblo y la iglesia, de aquellos tiempos habla sobre la cartilla de racionamiento, las charlas con su abuelo y su primer día de escuela, cuando la escuela empezaba el uno de octubre. habla de un cuaderno blanco sobre el que empezó a trazar sus primeras líneas en lápiz, sobre una pizarra negra que catalizaba la atención de todos hasta que entraba el maestro y con él de sol por la ventana. de allí, dice él, nacen las primeras intuiciones sobre la luz.
- ¿y su abuelo?, ¿qué tiene que ver su abuelo?
- su abuelo le llevaba al cine, al cine de aquellos tiempos donde la luz salía de la oscuridad y se adueñaba de la sala. su abuelo una vez le dijo que las personas se dividen entre las que dicen y las que hacen y que él tenía que decidir en que parte estar. y él decidió estar en la parte de los que hacen: cursó la escuela inferior, la de maestría para encontrar trabajo ... y lo encontró, un trabajo como el de muchos: electricista. por eso en su proyectar de hoy, además de un ingenio capaz de constantes y nuevas intuiciones, vemos la practicidad de quien la luz la montaba antes de inventarla.
- vale, ya entiendo: uno que empezó desde abajo y al final montó una fábrica.
- no, no al final. Viabizzuno no es el final sino la etapa de una calle que mario recorre todos los días, con intensidad. es una calle llena de esperiencias, encuentras, elecciónes, acontecimientos. ahora está andando hacia su pasión antigua, el proyecto.
- ¡ ah ! por fin hemos llegado, marionanni es un proyectista
- sí, pero no sólo eso, aunque también cuenta, no te sé explicar quién es marionanni: date una vuelta con él y quizás entonces lo descubras, marionanni.

la observación ante todo.

mario baja las escaleras, sale de casa, gira, mira, observa, toma nota, fotografía en su mente, toca con mano y saborea todo lo que rodea a bizzuno, una pequeña fracción de romaña. sigue caminando, no se detiene.

recupera las cosas y las reinventa, a su modo, como van mejor según el; aprende a usar las manos movidas por tantos pensamientos, ideas y hechos de vida que le rodean.

inicia construyendo pesebres, de modo natural e instintivo, articulándolos y estructurándolos, hasta que se da cuenta de que proyecta los pesebres, incluso antes de construirlos. todos sus pensamientos tienden a la proyectualidad.

'proyectar voz del verbo amar' se convierte en su filosofía de vida. recoge los trazos de su recorrido, se llena los bolsillos de objetos, la cabeza de intuiciones, las manos de marcas... y sigue caminando, lejos de bizzuno. lleva consigo una bombilla, un destornillador, una longaniza de las suyas, el ajo